Hay ciertos días a la semana en los que da mucha pereza levantarse temprano, sobre todo esos en los que no hay que ir a la facultad, ni hay que trabajar, es decir, los fines de semana. Pero hoy es un día especial, a pesar de que es sábado y de que el reloj marca las siete de la mañana, hoy no se remolonea en la cama, ni existe el frío.
Una hora en coche desde Sevilla es lo que se tarda en llegar a Huelva, en concreto al Centro de Visitantes del Paraje Natural 'Marismas del Odiel', allí ya se encuentra Raúl Fernández, un gran amante de la naturaleza y de todo lo que tenga que ver con ella. Él será el guía en esta mañana de sábado. El día elegido es estupendo, el sol comienza a surgir tímidamente y sus rayos se desperezan, aunque no calientan lo suficiente, por lo que el frío comienza a calarse en los huesos. A pesar del frescor mañanero, Raúl ya está de manga corta y con una sonrisa en la cara explica el recorrido trazado hasta la meta imaginaria, “iremos desde Huelva hasta Punta Umbría, saldremos desde las Marismas del Odiel, que vemos aquí al lado, y llegaremos hasta el puerto de Punta Umbría”. Un largo recorrido que para un aficionado a la piragua es un paseo, pero no muy apto para los que la vayan a coger por primera vez. Pero con gran tranquilidad Raúl explica que “son aproximadamente unos 13 kilómetros”.
Las piraguas están listas para el recorrido, las dos se encuentran encalladas al lado de una dársena a la orilla de las marismas, “mi piragua es un kayak autovaciable que tengo desde hace cinco años”, la otra es muy parecida y ha sido prestada para la ocasión.
La ruta elegida es espectacular, después de unos minutos de haber comenzado a remar, ya se pueden disfrutar de auténticos paisajes que dejan con la boca abierta, “el recorrido transcurre por los últimos kilómetros del río Odiel. En este tramo el río se convierte en una zona de marisma con un alto valor ornitológico. Lo más interesante y atractivo de la ruta es poder disfrutar de gran cantidad de limícolas en las orillas, sobre todo si la marea está baja, ya que ésta se alimenta aquí. Además, con suerte puede que nos sobrevuelen flamencos e incluso espátulas, ya que las marismas son su criadero, y otras especies de aves”. Y es que Raúl además de ser un apasionado de la piragua también es un amante de las aves, y por ello disfruta tanto de estas salidas a la naturaleza, “para mí es un gran placer poder disfrutar de mis dos grandes aficiones, las aves y la piragua”.
Después de varios kilómetros remando es necesario un descanso, más por la carabina que por el propio Raúl que tiene aguante para rato, aunque la marcha se retoma rápidamente. Las vistas han cambiado, “este es uno de los sitios que más me gusta, cuando la marea está alta me acerco a la orilla y entro en los caños, es increíble la sensación de remar por un sitio estrecho y cerca de la vegetación”, pero esa sensación hoy es inapreciable ya que la marea no acompaña y se encuentra baja.
El deporte de la piragua tiene que gustarle mucho a una persona, ya que a pesar de que es muy gratificante por el propio trabajo físico y por el paisaje que se puede disfrutar, también es sacrificado y requiere mucha energía. Es una actividad que alguien te tiene que inculcar, “siempre me ha gustado mucho hacer deportes en la naturaleza, pero la verdad es que un buen amigo me enganchó a esta sana afición”, y sin duda, es mejor hacerlo en grupo, “suelo salir con amigos, ya que tengo varios compañeros que comparten mi afición, y algunas veces también cojo la piragua con mi pareja”. Pero lo que de verdad engancha de un deporte como éste, son las sensaciones que se pueden experimentar, “cuando practico piragua siempre me siento muy tranquilo y relajado, independientemente de que ese día haya realizado mucho esfuerzo y descargado mucha adrenalina o que simplemente haya salido a contemplar el paisaje”.
El puerto de Punta Umbría ya se divisa en el fondo, son las dos de la tarde, la meta está cerca pero el agotamiento después de una larga mañana es enorme. Lo que sí queda bien claro de un día con un aficionado a la piragua es que no hace falta seguir los resultados deportivos, simplemente hay que coger un kayak y lanzarse a la aventura, “la verdad es que me gusta mucho practicar deporte, aunque mi afición es un poco particular, ya que sólo me gusta practicarlo, no me suelo interesar por las competiciones de ningún deporte porque no me resulta tan atractivo verlo”.
Raúl saca del agua su kayak y lo ata bien a la baca de su coche sin saber exactamente cuando volverá a montarse en ella, sin duda más por falta de tiempo que por ganas, “la verdad es que últimamente me cuesta mucho sacar tiempo para practicarlo. Ahora suelo usarla una vez al mes o incluso menos, suelo cogerla más en verano que en invierno. Quizá el buen tiempo incita a hacer deportes náuticos”, y se ríe, aunque con el pesar de no poder disfrutar más a menudo de su deporte favorito.
Agradecimientos a Raúl Fernández
Publicado por: Sonia Aguilera