La aplicación del I+D, de la Investigación y el Desarrollo, a la cotidianidad de nuestras vidas es cada vez más habitual. Aunque el usuario final no lo aprecie o no sea consciente de ello. En este aspecto el deporte no queda atrás y en esta ocasión el piragüismo tampoco. CFRC o Composite Reforzado con Fibras de Carbono es el material clave que Víctor López, ingeniero de la Universidad de Valladolid propone para la construcción de nuevas palas en el deporte de la piragua. El composite es una mezcla entre resina epoxi –endurecedora- y fibra de carbono al que se le añaden unos aditivos que buscan mejorar la resistencia interlaminar de las palas. El CFRC es un material ya empleado en la aeronáutica, en la construcción de aviones. Al composite hay que sumar en este proyecto de innovación otro ingrediente denominado prepeg. Éste último tiene “la ventaja de poder orientar las fibras en la dirección que va a soportar más esfuerzos. En el caso de la pala de piragüismo tiene unos parámetros longitudinales mucho mayores que los transversales, de forma que si conseguimos orientar las fibras a estos parámetros, la pala soportará mejor todos los esfuerzos que se hagan en esta dirección y estará optimizada”, contaba López al Servicio de Información y Noticias Científicas.
No sólo se trata de una mera cuestión de innovación, sino de aplicar el rigor tecnológico a un ámbito deportivo como el piragüismo de tal forma que “con unos cálculos precisos podemos conseguir que la pala pese menos, si es que queremos que pese menos, o que gastemos menos material caro si es que queremos eso. Se trata de jugar. La cuestión es que el material va a estar optimizado y eso probablemente redunde en un incremento de las marcas deportivas de aquel palista que utilice nuestros productos”, avanza el ingeniero vallisoletano a la web de Radio Televisión de Castilla y León y a la agencia de noticias Europa Press. El proyecto, instigado en el Departamento de Ingeniería de Polímeros de la Universidad de Bayreuth (Alemania), en el que López desarrollaba su proyecto fin de carrera fue premiado con el galardón al Desarrollo e Innovación de la Universidad de Valladolid en la categoría de Ingeniería Industrial e Ingeniería Química, en el año 2009. Ahora este ingeniero vallisoletano cuenta con la ayuda de su hermano, también ingeniero pero en la rama industrial, para desarrollar un plan de empresa con el que obtener beneficios de la iniciativa, de la innovación, de la tecnología y del esfuerzo.
El piragüismo se incorporó como deporte olímpico en los Juegos de Berlín de 1936. Una fecha que marca la incorporación de manos de los austriacos de nuevos materiales a la piragua en la sempiterna búsqueda por mejorar la resistencia al agua y la volatilidad de las embarcaciones. Se trataba de los kayaks construidos de “corteza”, con las superficies lisas y el acabado uniforme, lo cual facilitaba el avance de la embarcación.
En la actualidad, los cinco metros y veinte centímetros de longitud máxima –según la Real Federación Española de Piragüismo- del K-1 o del C-1, y sus doce y dieciséis kilogramos mínimo de peso respectivamente, suelen estar conformados por carbono y kevlar. No obstante, la federación permite cualquier material para su construcción siempre que las embarcaciones en sus respectivas modalidades se ajusten al peso y longitud requeridos. A estos materiales se suman por ejemplo el polietileno rotomoldeado. El más fácil de producir y el más económico. Ofrece además diversas densidades en función de la rigidez y la dureza que pretendan conseguirse. El PVC, se emplea para los kayaks inflables. La fibra de vidrio, es un material recomendable para aguas tranquilas por dotar a la piragua de ligeraza, rigidez y resistencia a la abrasión pero con limitaciones en cuanto a su resistencia al impacto. Como puede observarse la diversidad de materiales es amplia. El uso de uno u otro puede llegar a delimitar esas centésimas que se necesitan para ganar, para ser el primero, para obtener el triunfo.
Publicado por: María del Rocío Alonso Rodríguez